Elena de Céspedes, granadina hija de una esclava negra desafió el destino ocultando su identidad y haciéndose pasar por hombre. Se sabe que, Interrogada por la Inquisición en 1587, declaró: Mi nombre es Eleno de Céspedes, nací en Alhama y tengo cuarenta y uno o cuarenta y dos años.
Ejerció y vivió con tal identidad a partir de un altercado en el que se vio envuelta y que le llevó a apuñalar a un hombre. Tras su encarcelamiento, y recibiendo amenazas de la familia del difunto decidió cambiar de identidad pasando a llamarse Eleno de Céspedes.
Su vida es un compendio de correrías: trabajó como camarera, tejedora, sastre y soldado, durante la Guerra de las Alpujarras en Granada. Finalmente logró titularse como cirujano. No está claro si se trataba de un transexual pues a fin de obtener una licencia para desposarse con una mujer, se sometió a un examen genital, dictaminándose su sexo masculino.
Muchas mujeres a lo largo de la historia tuvieron que vestirse de hombres para poder ejercer profesiones que por ser mujeres estaban prohibidas para ellas. Tuvieron que hacer uso del anonimato vistiéndose de hombre para llevar a cabo sus objetivos. El nuevo libro de Vicenta Márquez de la Plata, Mujeres que visitieron de hombres recupera la memoria de un puñado de valientes mujeres que vivieron bajo el anonimato y nos hace recapacitar sobre las dificultades que la mujer tuvo que afrontar para cumplir sus sueños.
A los hombres se les enseña disculparse por sus debilidades,
a las mujeres por sus capacidades.
Lois Wyse
Irma Basarte10.-