LAS MANOS. De Raúl Vacas Polo Tal vez lo más valioso de mi cuerpo sean las manos. Unas manos que se aferran al cuerpo y que conocen la caricia exacta, el apretón sincero. Me gustan las prendas hechas a mano, las palabras manoseadas, las manos capaces de hacer magia, las manos que operan, los mano a mano. No me gustan las manos que manipulan, ni las manos de hierro, ni las manos largas o las manos blandas como las de los hombres sin hueso ni los besamanos. Me gustan las manos limpias, las manos llenas de chapapote, las manos pintadas solicitando el vuelo de la paz, las manos que hacen música en el manubrio, la mano izquierda. No me gustan los que roban a manos llenas, los que untan la mano, los que se traen entre manos maniobras extrañas, los que levantan la mano (y no para hablar). No me gustan las bombas de mano. Me gusta ser mano en el juego, echar una mano, estar siempre a mano, ponerme en buenas manos. Me gusta la mano que mantiene, l...