Nunca me han gustado las despedidas, pero el erizo y los gatunos de la utopía del día a día se quedan huérfanos de utopía
"Estuve, estuve, si meto la mano al bolso y le doy un duro al rapaz...
pero me contuve”. Siempre lo decía el gran maestro Angelillo cuando
estaba a punto de decirle a uno lo que pensaba de él, pero se contenía.
Pues “estuve, estuve” si os lo cuento, pero no. Me prometí al hacerme
cargo de este rincón intentar arrancar media sonrisa y en ello voy a
morir. Sólo un día rompí la norma, cuando se fue la madre, la maestra
Celina y, ¡donde vas a parar!, “no hay ni comparanza”. Igual no vuelvo
al suco pero saldrán las patatas.
Me quedo con la cantidad de gente que encontré que parecen paridos para
hacerte la vida más fácil, de aquel Javitín que te escuchaba hablar de
una página que no encontrabas y te aparecía en el teclado pero él no
había sido, a esta Vanesa de cierre que cuando el sábado voy pillado y
le digo que le pase el corrector a un texto musita “ya se lo pasé”. Y
mil más.
Además, tampoco está la cosa tan mal. Todavía late la burra y ya me llueven las ofertas. De momento tengo:
- Acceder sin oposición a la plaza de estañador del eje de la Duquesa de
Alba, que lo va a partir otra vez la semana que viene y en el caso de
que no lo parta pues hago una sustitución de ‘buey interino’ en el cargo
del funcionario o Cristo Yacente que se ha hecho cargo del muermo que
habla pero no se le entiende, aunque todos dicen que es simpatiquísima.
Si fuera pobre ya te digo yo donde le iban a ver la gracia.
- Coger la plaza de chófer del triciclo de la novia del señor obispo que
desde que titulé lo de ‘El señor obispo con su novia en triciclo’ Don
Juli no me ajunta y además de no jugar al mus me quiere hacer chófer. Y
al hablar del sueldo me dice que “no te hagas al dinero, que es más
difícil que un rico entre en el Reino de los Cielos...”.
- Hacerme cargo del gabinete de prensa de enemigos de Isabel Carrasco que a ellos les da algo de andancio decir nada.
- Acompañante “para hablar” de Montoro cuando va a un puticlub y se le
enrosca y le culebrea una garota brasileira, que a él no le sale nunca un
hablao.
Y las cartas que tengo sin abrir. Bueno, que si no vuelvo, cuando paséis
por el pueblo si estoy os invito a un vino y si salí a coger te en la
peña le decís a Sidoro que os ponga un vino y me lo apunte en la libreta
de los que pagan cuando cobran un jato.
Que no dejaré de vender un jato.
Posiblemente de los últimos chistes de Lolo en La Crónica de León |
La foto de la cabecera de este blog corresponde a una contraportada de Fulgencio Fernández y Mauricio Peña
de La Crónica de León, de esta secuencia me había hablado mi madre,
para que fuese con ella a La Candamia ya que me quería enseñar donde comian
unos gatos y un erizo todos del mismo rancho, pasaron los días y no fui
por ahí hacer la foto, así que se la tomé prestada a Fulgencio y a
Mauricio con su historia de fondo.
A buen
hambre no hay pan duro o el hambre hace extraños compañeros de festín, y
otros muchos dichos explican cómo se rompen las leyes que se creían sin
excepción.
A un agujero de una caseta
de obras del parque de la Granja acuden cada noche un buen número de
gatos callejeros, de los que tienen novias en todos los tejados,
esperando a un alma de esas tan anónimas como generosas que les lleva
platos de comida. Allí se juntaban en singular festín gatos blancos,
negros, pintos y grises, sin otro pedigrí que el que pudieron tener unos
tatarabuelos de casa con escudo. La buena mujer extiende la comida y se
va, para no interrumpir.
Pero el hambre no sabe de
razas ni especies. Pronto olieron las suculentas cenas otros habitantes
de las noches y las calles, los nada queridos erizos.
Sin que nadie los invitara
se sumaron a las cenas que a las doce en punto servía con generosidad
la amiga de los gatos. Colocaron allí sus púas y los gatos comprobaron
que sus uñas no entraban en aquel cuerpo lleno de espinas.
Se fueron los gatos
mayores pero los más pequeños, y negros, sólo sabían que tenían hambre y
no quisieron probar la fortaleza de las púas de los extraños
comensales. Y cada uno en su esquina cena y calla, que a buen hambre...
Echaremos mucho de menos vuestros filandones, fotazas, chistes, alegrías, penas y la verdad siempre que desaparece un medio de comunicación, desaparecen muchas ilusiones, esperanzas y sobre todo nos vamos dando cuenta que cada vez cortan un poquito más nuestras alas.
Triste realidad beeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee...
Abrazo y besines utópicos para todos.
Post publicado en el periódico digital Ileon.com
Irma.-
Jodo que post más bonito y que triste es todo lo que nos rodea últimamente.
ResponderEliminarprecioso mensaje, grandísimo artículo
ResponderEliminarToca la fibra del alma. Me siento identificada: yo soy una de esas mujeres que por ahí ,dan de comer a los gatos callejeros y los demás que lo pudieran necesitar.
ResponderEliminarPues solo voy a contestar que a poco que se empeñen acabarán con todo, pero NO PODRÁN CON LA UTOPÍA...
ResponderEliminarP.D. ¿qué habrá debajo de la manta de Bárcenas?
Ahora más que nunca tenemos que retomar las riendas de la sociedad y mirar con vista lejana y trabajar por ese futuro.
ResponderEliminarHoy todo se presenta tan oscuro y gris que apenas nos deja ver más allá de la tormenta.
Un abrazo Irma
La utopía es el nombre con el que quieren disfrazar de inalcanzables las ventajas de que disfrutan unos pocos pero llegaremos todos a ellas ya que hemos ampliado el significado de la palabra, un abrazo!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDejemos la puerta abierta, lo bueno siempre está por llegar y esperemos sea pronto, besitoss.
ResponderEliminarAcabo de leer esta emotiva despedida en el periódico de Ileon pero no me deja comentar allí, asi que me he venido a tu blog, gracias por compartir tu utopía y por ser tan utópica.
ResponderEliminarUn emotivo abrazo a toda la plantilla que formó parte en su día de La Crónica de León y los que han peleado hasta el final, como bien dices Irma cuando muere un medio de comunicación, sentimos como nos van recortando las alas de la libertad que tanto nos había costado conseguir.
Un abrazo y beso bien fuerte para tí Irma, ya sabes que entre todos arropamos a tu erizo y a tus gatunos utópicos.
Una entradaaaa fantástica como siempre.
ResponderEliminarSalud!
Qué bonito Irma y que triste a la vez, pero como dice el buen amigo Ful, igual no vuelvo al suco pero habrá patatas.
ResponderEliminarPENA
ResponderEliminarTRISTEZA
ASCO
IMPOTENCIA
BORREGUEZ
APATIA
ASÍ ES COMO ME SIENTO
Hoy he visto la recomendación que han hecho de tu entrada utópica, en todas las redes sociales, vía face, twitter e incluso me ha llegado por email pero lo chocante es que de gente fuera de León, me uno a dicha recomendación y solo quiero añadir que tienes uno de los blogs más utópicos cañeros y agradables, de los que da mucho gusto seguir y te felicito por ello.
ResponderEliminarSi me llega la recomendación de leer tu entrada utópica vía fax, paloma mensajera, telegrama o burofax te aviso.
Un abrazo bien abrazado utópica.
APOLÍTICAMENTE INCORRECTO / César F. Buitrón /
ResponderEliminarEsto ha sido todo, amigos
Estamos al final del camino. La Crónica echará el cierre en muy pocos días después de contar durante 27 años lo que ha pasado en León. La ineptitud de los ladrilleros, los mismos desgarramantas que han hundido todo un país, es la que ahora nos sepulta bajo el peso de toneladas de hormigón ponzoñoso.
En la hora del adiós de poco vale buscar culpables. Al lector que paga cada día por el periódico se la trae al pairo, y los que estamos aquí sabemos quiénes han sido los inútiles y quiénes han vivido permanentemente con la mandíbula dislocada de tanto tragar. En el pecado de la ignominia llevarán su penitencia. Nada castiga más que la indiferencia y el olvido. Por eso, ellos serán apenas una nebulosa en la memoria, que borrará el paso del tiempo, y La Crónica seguirá en el recuerdo para siempre.
La Crónica ha sido parte de la historia de León. Construida por periodistas que han amado su trabajo, que han trabajado nueve meses sin cobrar y se irán llorando porque amaban lo que hacían y porque, en la hora del adiós, recordarán los esfuerzos y desvelos de directores tan grandes como Óscar Campillo o José Luis Prusén, cuyo trabajo también se va ahora por la borda.
Con La Crónica se van recuerdos, se van historias, se va una parte de la vida de muchas personas y de lectores que nos buscaban cada mañana en el kiosco o en el bar.
Con la muerte de La Crónica, León será un poco menos libre. Quizás sea el deseo de los que mandan: dar forma al sueño de un pensamiento único para todo el rebaño que les vota. Todos con unas orejeras que sólo permitan mirar hacia el frente y que son más fáciles de colocar a los ciudadanos si no hay medios de comunicación y periodistas capaces de mirar a la luna sin quedarse cautivados por el dedo. Lo que quizás no sepan esos políticos es que en el pecado llevarán la penitencia y que pronto quedarán al caprichoso vaivén del cacique con dinero, a quien no tendrán más remedio que servir si quieren vivir aferrados a su machito.
Cuando pienso que pronto La Crónica será historia me vienen a la cabeza aquellos versos de una canción de Loquillo: “Cautivos, en reinos conquistados / donde habitan los silencios / donde ya no queda nada”. Así me siento hoy. Espero que sea por poco tiempo. Me resigno a dejar de llamar pan al pan y vino al vino.
http://www.lacronicadeleon.es/2013/07/13/opinion/esto-ha-sido-todo-amigos-188704.htm
sus sobres son nuestros recortes
ResponderEliminarSiempre que muere un periódico muere un cachín de libertad y de utopía :(
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